Neuroeconomía: decisiones inconscientes, también en las finanzas

Neuroeconomía: decisiones inconscientes, también en las finanzas

3 min.

Neuroeconomía: decisiones inconscientes, también en las finanzas

LABORAL Kutxa neuroeconomíaAl igual que muchos economistas, solemos pensar que nuestras decisiones económicas están basadas en razonamientos fríos y calculados. Pero, ¿es en realidad así o nos autoengañamos? Según afirma Aldo Rustichini, neuroeconomista de la Universidad de Cambridge, el 90% de las decisiones que toma una persona se hacen de modo inconsciente.

¿Significa esto que son decisiones irracionales? No exactamente: en opinión de Rustichini, la toma de decisión es más bien un proceso racional inconsciente, en el que “un sofisticado sistema garantiza un análisis preciso y racional a pesar de ser inconsciente”.

Pedro Bermejo, neurólogo y presidente de la Asociación Española de Neuroeconomía (ASOCENE), lo resume así: “Tenemos un doble sistema que actúa como una balanza. Por un lado, el sistema de recompensa cerebral, que nos lleva a tomar una decisión; y por otro, el sistema de aversión a la pérdida, que nos lleva a evitar tomarla. Hay determinadas cosas que hacen que se active una parte o la otra y, dependiendo de la resultante global, tomamos o no una decisión”.

Malas decisiones económicas

Ahora bien, es obvio que tomamos malas decisiones económicas: una compra de acciones fallida, una venta a destiempo, una inversión inmobiliaria calamitosa… ¿Por qué se producen entonces?

En parte, explican los neuroeconomistas, porque factores emocionales como la Intuición, la inercia, la premura, la presión, el miedo… gobiernan, en un asombroso número de ocasiones, ese cálculo inconsciente.

Entre los numerosos predicadores de la economía dedicados a pronosticar el pasado, es común considerar cómo los errores más frecuentes que se llevan a cabo a la hora de tomar decisiones empresariales y económicas:

  1. Falta de información suficiente
  2. Tomar la decisión fuera de tiempo
  3. Olvidar las consecuencias derivadas de la decisión
  4. Saltarse los pasos lógicos
  5. Olvidar hacer un seguimiento a los resultados de la decisión
  6.  No establecer reglas claras de dirección
  7. Tomar una decisión porque se acaba el tiempo
  8. Inseguridad, indefinición y falta de confianza
  9. Exceso de confianza
  10. Temores desmedidos

Un buen ramillete de ‘pecados’, aunque ninguno tan grave, en opinión de Pedro Bermejo, como “la tendencia de seguir a los demás, el mayor de los errores de nuestro cerebro” a la hora de decidir. Un protagonismo excesivo de lo emocional, como explican en su libro, Tu dinero y tu Cerebro Pedro Bermejo y Ricardo Izquierdo, que tiene como consecuencia, por ejemplo, que en el 80% de las compras nos dejamos llevar por las emociones.

¿Cómo tomar decisiones racionales?

Y si tanto pesa el inconsciente y lo irracional, ¿es posible tomar decisiones económicas sensatas? Para la neuroeconomía, sí. Se trata de sistematizar un proceso racional en la toma de decisiones, sustituyendo los elementos emocionales. Como asegura Pedro Bermejo, la mejor manera de combatir y evitar caer en las emociones es el conocimiento.

Pero, ¿cómo desplazar los instintos, la ansiedad o el miedo? Los profesores de la IESE Business School Miguel Angel Ariño y Pablo Maella, teóricos de la neuroeconomía y autores del libro Iceberg a la vista. Principios para tomar decisiones sin hundirse, sintetizan el proceso en este decálogo:

  1. Preocúpate por decidir bien, más que por acertar
  2. Identifica claramente tus objetivos
  3. Plantea tus problemas de forma realista
  4. No te autoengañes; es muy fácil hacerlo
  5. Atiende sólo a la información relevante
  6. Reconoce la incertidumbre y gestiónala
  7. Sé creativo y genera alternativas
  8. Ten en cuenta que tus decisiones tienen consecuencias
  9. Lo que decidas.., ponlo en práctica
  10. Sé consciente de que no todo es racionalidad

Es decir, considerar que aunque nada garantiza el éxito de una empresa, asumir de un modo racional la toma de decisiones puede ayudar a esquivar el fracaso. Algo tan de sentido común como “pensar antes de actuar”.


¿Cuál es tu reacción?