La banca de proximidad de las cooperativas de crédito resiste a la crisis

El modelo de banca de proximidad (que en el mundo anglosajón recibe el nombre de Community Banking) está atrayendo cada vez más la atención de los clientes de todo el mundo, al combinarse los elementos de cercanía y proximidad, con eficiencia, rentabilidad y por supuesto, valores éticos.

En general, se trata de un modelo de hacer banca que en Europa y Estados Unidos está muy ligado al desarrollo y prosperidad del territorio en el cual se desenvuelve la entidad financiera y que en los últimos años ha mostrado ser un modelo de negocio con una mayor capacidad de resistencia frente a la crisis financiera. 

Buenas prácticas

Se trata de un modelo que juega la baza de banca de proximidad y de combinar las buenas prácticas bancarias y los valores éticos al servicio de los intereses financieros de sus socios y clientes, más que a maximizar los beneficios como ocurre en la banca tradicional. Su experiencia y proximidad hace que sean muy activos a la hora de conceder financiación a las pymes (clientes claves en estas organizaciones) y particulares.

En este caso, la entidad está muy apegada a los gustos de su clientela. Esta mayor cercanía tiene como ventaja competitiva la posibilidad de segmentar mucho los productos y servicios ofertados, en función de las características y necesidades principales de cada segmento de clientes que se trate (particular, micropyme, inversor, gran empresa, etc.). Eso sí, siempre bajo unos criterios basados en la transparencia y en principios éticos y sostenibles.

El modelo de Community Banking se centra por tanto en fomentar una serie de principios y valores que permiten a estas entidades ser percibidas como cercanas, con una amplia gama de productos y servicios que satisfacen el interés de sus clientes.

• Estas entidades abogan por hacer un seguimiento amplio del cliente. Se trata de tener una mejor relación comercial que permite alcanzar la satisfacción del cliente, que además hace de prescriptor de sus servicios ante terceros.

• La satisfacción del cliente se refleja en su alto índice de fidelidad, con un mayor consumo de productos y servicios. El cliente encuentra los mismos servicios que ofrecen las entidades grandes.

• El community banking aboga por la confianza y compromiso con el desarrollo de los territorios en los que se asientan.

• En este caso, las entidades ponen su dinero a trabajar en el desarrollo de la economía social de su entorno. Se apoyan en la inversión productiva (no en la especulativa, como hacían las antiguas cajas antes de que estallase la crisis).

• Al centrarse en un territorio no muy amplio mantienen sus costes de explotación más bajos que sus competidores y al mismo tiempo ofrecen numerosas vías de accesibilidad a sus canales de negocio.

• Se trata de entidades que han hecho de la transparencia y los valores éticos uno de sus principios fundamentales. Mantienen la toma de decisiones en el ámbito local o regional, sobre la base de la información local, compartiendo un compromiso con la comunidad local.