Business Angels, algo más que inversores caídos del cielo

Business Angels, algo más que inversores caídos del cielo

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Business Angels, algo más que inversores caídos del cielo

El modelo anglosajón de los Business Angels —personas que apoyan con capital y contactos a los emprendedores en sus proyectos— es hoy en día una de las vías de financiación más útiles para la creación de empresas.

Con una tasa de paro juvenil tan elevada como la actual, cada vez más jóvenes (y no tan jóvenes) se plantean construir su propio proyecto a base de iniciativa, emprendimiento y buenas ideas. Pero para que estas ideas cristalicen necesitan financiación en las fases iniciales del proyecto. Se trata de trasladar la idea al prototipo, pero sobre todo, a su comercialización. En este escenario, el modelo de Silicon Valley nos ha marcado el camino a seguir.

Un modelo permite que proyectos que todavía no tienen ingresos y que son poco más que ideas puedan acceder a una financiación que otro tipo de inversores tradicionales no aceptarían, aunque sí entrarían en otras fases del proyecto, en las que ya se haya contrastado su viabilidad y rapidez de crecimiento. Redes de inversores Business Angels De este apoyo a proyectos que son poco más que ideas viene el nombre de Business Angel (BA). Normalmente son personas que han sido emprendedoras y que deciden apoyar a nuevos emprendedores en sectores que ellos conocen; no sólo aportando y arriesgando su dinero, sino también ofreciendo su tiempo y experiencia como mentores de los emprendedores.

En un mismo proyecto suelen participan más de un Business Angel, cada uno de los cuales aporta sus conocimientos sectoriales y estratégicos y complementa las capacidades del equipo promotor. Así lo explica Jesús Ángel Bravo, uno de los Business Angel, más conocidos en Euskadi. Bravo señala que esta forma de proceder hace que los BA se organicen en redes geográficas para facilitar el contacto y también temáticas por el tipo de proyectos que apoyan.

En el País Vasco, la red de BA más consolidada es la promovida desde Crecer+impulsada desde el instituto Orkestra, que se encarga de presentar proyectos que sean invertibles con la red de BA que han conseguido crear. También hay grupos de BA que han conformado vehículos de capital semilla para acelerar la puesta en el mercado de proyectos presentados por emprendedores, y otras redes impulsadas desde instituciones como Innobasque, o las Asociaciones Empresariales. A estos inversores individuales, suelen acompañarles en la financiación inicial de los proyectos otros inversores que proceden de entidades públicas de capital semilla (Seed Capital de la Diputación de Bizkaia, por ejemplo) o de fondos de empresas privadas (Wayra de Telefonica, La Caixa, Repsol para proyectos energéticos, etc.).

También pueden participar grupos de BA que han formalizado su propio entorno de aceleradora/incubadora de proyectos, entre los más conocidos están SeedRocket o First tuesday, que seleccionan proyectos en su fase de idea, los acogen y con el apoyo de su red de BA que además hacen de mentores los llevan hasta su lanzamiento al mercado. A partir de ese momento es cuando otro tipo de inversores de capital riesgo son necesarios para impulsar el proyecto en el mercado. En definitiva, el aporte de los BA hace que se reduzca la mortalidad de los proyectos, y esto permite que fondos como el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el ICO o sociedades de inversión de entidades públicas o privadas consideren los proyectos “apadrinados” por un Business Angel como más probables de éxito.

El retorno de la inversión Según los datos publicados, de cada diez inversiones donde participa un BA, en seis pierden su inversión porque el proyecto no ha sido aceptado por el mercado o el equipo de promotores no era el adecuado para llevarlo a cabo. En tres de cada diez proyectos los BA recuperan lo invertido, porque acaban siendo proyectos que no crecen según las expectativas pero si son viables.

Al final, sólo uno de cada diez proyectos es donde se cumplen las expectativas y los BA recogen las ganancias, que les permitirán seguir invirtiendo en nuevos proyectos. Esto indica que un efecto importante que hay que cuidar es la fiscalidad de las plusvalías para este tipo de inversiones, de cara a promover que más BA arriesguen su capital, para facilitar que más proyectos vean la luz.


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